(1929 - 2010)
COMIENZOS |
Jean Simmons, la hermosa, dotada y recatada leyenda del cine británico, nació el 31 de enero de 1929 en un rincón de Londres conocido como Crouch End, en una calle en cuyos extremos había un pub y una cárcel. Creció en una parte lúgubre de Londres conocida como Cricklewood. «Ninguna chica de Cricklewood hubiera admitido proceder de allí», recuerda Jean. «Normalmente mentiría y afirmaría ser de cualquier otro lugar, como Golders Green, que era el suburbio más cercano al nuestro y en el que al menos se podían jactar de tener un estupendo crematorio» [Pollock]. El padre de Jean se llamaba Charles Simmons y trabajaba de maestro de escuela. Ayudó a Jean a ingresar en una escuela de danza regentada por Aida Foster; dos semanas después de empezar allí, la visitó un productor llamado Val Guest a la busca de una cara nueva para que apareciese en «Give us the moon». La cara más nueva que la señora Foster conocía era la de la joven Jean Simmons, que contaba entonces con tan solo catorce años. «No puede durar, todo esto, ya lo sabes», le advirtió su padre después de que Jean aceptara el papel, «Estarás pronto de vuelta para ser una chica normal de Cricklewood otra vez; así que mantén la cabeza sobre los hombros». Y así lo hizo a lo largo de toda una carrera desarrollada a lo largo de seis décadas, en la que cosechó dos nominaciones a los Premios de la Academia y se estableció como una de las más grandes actrices de Hollywood. En 1946, Jean interpretó el papel de Estela en la epopeya rodada por David Lean, «Great expectations (Cadenas rotas)», junto a varios iconos cinematográficos entre los que se encontraban John Mills en el papel de Pip, y Alec Guinness como Herbert Pocket. Pero fue la excéntrica Martita Hunt en el papel de la retorcida Miss Havisham la que produjo una impresión especial a la joven Jean; de hecho, ella misma interpretaría ese mismo papel cuarenta años después en la versión rodada en 1988 para la televisión. «Cuando me ofrecieron el papel, pensé "Deben estar locos". Entonces empecé a leer la obra de nuevo y pensé, "¡Sí, intentémoslo!". Y tuve las agallas de interpretar a Miss Havisham». Ahora le tocaba a ella susurrarle al oído a Estella: «Puedes romperle el corazón». «Tuve que sacarme a Martita Hunt de la cabeza por completo. Era una actriz única, con estilo propio» [Lennon]. David Lean, que más tarde dirigiría «Lawrence of Arabia», «Dr. Zhivago», «Bridge on the River Kwai», «Ryan's Daughter» y «Passage to India», le dijo a la joven Jean que tenía futuro en el cine si aprendía el oficio (hasta entonces no se había tomado demasiado en serio esto de la actuación) [Pollock]. Seguidamente, Jean interpretó el papel de Kanchi, una chica nativa, en «Black narcissus (Narciso negro)». Cuenta la historia de un grupo de monjas que estableció un convento en un antiguo burdel en el Himalaya. «Tenía sólo dieciseis años», recuerda Jean, «Estaba completamente bronceada y tenía que hacer de mujer seductora, aferrada a la pierna de Sabu. No sabía muy bien qué diablos estaba haciendo. Él [Michael Powell, el director] sólo me dijo: "Usa tu instinto". Pero me habían pegado un anillo en la nariz y eso me estaba volviendo loca. Siempre que sonreía se caía. Me daba la risa tonta la mitad de tiempo» [Lennon]. Con risa tonta o sin ella, Jean resultó convincente en el papel de nativa acogida en el convento dirigido por la Hermana Clodagh (Deborah Kerr). «Black narcissus (Narciso negro)» ganó los Premios de la Academia a la Mejor Fotografía y a la Mejor Dirección Artística y contó con las destacadas actuaciones de Deborah Kerr como la Hermana Clodagh, de David Farrar como Mr. Dean, y particularmente la de Kathleen Byron como la Hermana Ruth. |
HAMLET Y OLIVIER |
En 1948, con dieciocho años, Jean Simmons fue elegida para el papel de su vida, interpretar a la Ophelia del Hamlet producido y dirigido por Laurence Olivier. Olivier había ido a ver el rodaje de «Great Expectations (Grandes esperanzas)» y pensó, «Ésta es mi Ophelia». Sin embargo, problemas con la apretada agenda de Jean forzaron a Sir Laurence a buscar otras opciones. Se entrevistó con cuarenta y nueve Ophelias y probó a treinta y tres de ellas sin lograr éxito alguno. Decidido a tener a su Ophelia, Olivier negoció con la Organización Rank (con quien Jean tenía contrato en ese momento) para tenerla durante treinta días, con lo que la suerte estuvo echada [Holden, 128]. Jean nunca había visto una representación de Hamlet, nunca había leído la obra, y no tenía ideas preconcebidas acerca de Ophelia. Sin embargo, el asomboroso talento natural de Jean maquilló su casi total falta de formación [Lasky, 182]. Bajo la protección de Olivier y la tutela de la profesora de actuación Molly Terraine, representó a Ophelia como una «joven bien educada, protegida y solitaria, para quien la exposición al embate de los celos, la intriga, la venganza y el asesinato resulta sencillamente demasiado». Cuando se estrenó la película, fue catapultada al estrellato internacional. Jean apareció en la portada del Time Magazine el 28 de junio de 1948; recibió la primera de sus dos nominaciones a los Oscar, y ganó el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Venecia. «Ni siquiera sabía lo era un Oscar en aquel tiempo», recuerda Jean [Birch]. El propio Olivier ganó el Oscar al Mejor Actor y la película cosechó un total de cuatro galardones, incluyendo Mejor Película, de siete nominaciones recibidas. Es el único director de la historia del cine que dirigiéndose a sí mismo ha logrado un Oscar a la mejor interpretación. Jean recuerda «Hamlet» con gran cariño. «Tan solo tenía dieciocho años cuando me eligieron para el papel de Ophelia y el hecho de que fuera dirigida por Laurence Olivier fue increible. Las mujeres estaban enamoradas de él desde que hizo «Wuthering heights (Cumbres borrascosas)» y yo estaba intimidada por él. Me aleccionaron para que estudiara con una extraordinaria profesora de interpretación, ya que yo nunca había hecho ningún Shakespeare hasta entonces. Larry era un perfeccionista, pero tuvo mucha paciencia conmigo y eso me dio confianza. Trabajar con Laurence Olivier en verdad ha sido una de las mayores alegrías de mi vida» [Rubio]. El 20 de octubre de 1989 se celebró en la Abadía de Westminster un oficio funerario en memoria de Laurence Olivier, «El Oficio de Acción de Gracias por la vida y el trabajo de Laurence Olivier». Una procesión de actores y actrices llevaron objetos significativos de su vida y trabajo y los depositaron en el altar. Jean Simmons llevó el guión usado en «Hamlet» [Lewis, 68]. Otra faceta de la histora de «Hamlet» es la desavenencia que comenzó entre Olivier y Vivian Leigh, que había creído que ella interpretaría el papel de Ophelia, tal y como había hecho una década antes en Elsinore. Olivier creyó que Leigh, que contaba por entonces con treinta y tres años de edad, era demasiado mayor para el papel. En su lugar, estaba Jean en su papel, asemejándose de manera notable a la Vivien Leigh de los días de Elsinore [Lasky, 177], con el consiguiente disgusto de Leigh. Ésta se obsesionó con la idea de que Simmons y Olivier estuvieran teniendo un affair, una suposición completamente infundada. «Le estoy perdiendo por una maldita cría», le espetó a una amiga [Kiernan, 232]. La obsesión de Leigh y el desequilibrio mental que le acompañaba pronto le llevaron al plató donde se rodaba la película, donde contribuyó a aumentar la ya de por sí elevada tensión provocada por un calendario apretado, la pasión de Olivier por la perfección, y las trágicas escenas que se estaban filmando; en particular, la representación de Jean de una Ophelia enloqueciendo [Spoto, 206]. Vivien Leigh continuó con su obsesión incluso cuando la película estaba terminada y estrenada, y los premios ya se habían recogido. A continuación del éxito de «Hamlet», Jean se fue a las islas Fiji a rodar «The blue lagoon (La isla perdida)», espléndida película basada en la novela de Henry De Vere Stacpoole. En 1980 se rodó un remake con Brooke Shields que falló en lograr el sentimiento de inocencia y asombro capturado en la versión de 1949. |
STEWART GRANGER |
Aparentemente en la cima del mundo, Jean pronto tuvo su propio piso en Londres y los lujos que trae el estrellato. Fue dueña de un descapotable azul, un deportivo Cooper-Bristol que le llevó a tener frecuentes problemas con la policía local [Pollock]. La fiesta celebrada en 1950 por su vigésimo primer cumpleaños fue un extravagante fiestón, cubierto por la revista Picture Post, al que asistieron entre otros Richard Attenborough, Dirk Bogarde y Guy Rolfe. Pero el hombre que había impactado a Jean era Stewart Granger, un actor alto, bien parecido y unos quince años mayor que ella, que era conocido por sus papeles en películas de capa y espada. Tanto Simmons como Granger tenían contrato con J. Arthur Rank, quien se opuso a los avances de Granger sobre ella, e incluso concertó un encuentro con él pensando que aún estaba casado con Elspeth March. En dicho encuentro, Granger le reveló que llevaba seis meses divorciado y que consideraba que esa información no era asunto de nadie. No obstante, la relación entre Granger y Simmons permaneció en secreto. En la autobiografía de Granger «Sparks Fly Upward» éste declara «... aún no podíamos salir juntos en público al no querer yo que la prensa se enterase de nuestra relación y la convirtiese en algo sórdido con sus insidiosos comentarios. Ella era su preferida, y yo podía imaginar su reaccion si su primer amor era Granger el viejo espadachín» [Granger, 131]. En septiembre de 1950, Jean asistió al Festival de Venecia acompañada por el extravagante director húngaro Gabriel Pascal, donde conocieron a Ingrid Bergman y a su marido Roberto Rosellini. Pascal era propietario de parte del contrato de Jean con Rank y también fue quien dirigió la película «Caesar and Cleopatra», que casi provoca la bancarrota de Rank. La revista Picture Post tomó varias fotos de Simmons y Pascal juntos, refieriéndose a él como su «nuevo acompañante», pero la mente de Jean estaba en otro sitio. Colin Clark, antiguo asistente de Sir Laurence Olivier, tenía diecisiete años cuando estando de vacaciones con su familia en Venecia conoció a Jean y recordaba sus dificultades para decidir si se casaba con Granger o no. «Conocí a Jean durante esas vacaciones en Venecia de 1950, cuando mi hermana gemela y yo teníemos diecisiete años», recuerda Clark, «Mi padre, Sir Kenneth Clark, era amigo de Pascal, quien había traído a Jean a Venecia, al festival, junto con su hermana y el bebé de su hermana. Nos hicimos amigos de Jean, y también de Ingrid Bergman, que se alojaba en el mismo hotel con su marido, Roberto Rosellini. Tiempo después también fuimos al piso de Jean en Londres en un par de ocasiones. En ese momento, Jean se debatía entre casarse o no con Jimmy Stewart (Stewart Granger) y llevaba un caro brazalete de oro regalo de él. Yo le aconsejé que no lo hiciera (demasiado presumido, demasiado viejo, divorciado, etc), pero es evidente que ignoró mi consejo. Jean era deslumbrantemente hermosa y muy natural y amigable. En absoluto mimada. Todos pasamos unas agradables vacaciones conociendo Venecia... excepto cuando Pascal rondaba cerca y Jean estaba trabajando». En dicienbre de 1950, Jean Simmons se casó con Stewart Granger en Tucson (Arizona) en casa de un abogado amigo de Howard Hughes en quizás una de los casamientos más raros de la historia de Hollywood. Howard Strickland, director de publicidad de la MGM por entonces, hizo el anuncio del compromiso y entonces presionó a la pareja para concertar un matrimonio «secreto», a la Gable y Lombard. Cary Grant sugirió que Howard Hughes organizara la ceremonia y la pareja aceptó. Fue el comienzo de una larga serie de espantosos episodios entre Simmons, Granger y Hughes que terminó en los tribunales. Después de la boda, Granger escuchó por accidente una conversación entre Grant y Hughes en la que Grant le preguntaba a Hughes qué le parecía Jean. «Desde luego, me gustaría hincarle el diente», comentó Hughes [Granger, 239]. |
LA PESADILLA HUGHES |
Hughes no perdió demasiado tiempo en empezar a perseguir su fantasía. No tardó en comprar el contrato de Jean próximo a expirar con J. Arthur Rank, que obtuvo un buen beneficio con el trato [Higham, 160]. De inmediato, Hughes empezó presionando al agente de Jean, Bert Allenger de la agencia Morris, para negociar un nuevo «acuerdo» por el que ella firmaría un contrato de siete años a cambio de hacer de ella «la mayor estrella del mundo» o destruir su carrera en el caso de que rechazase la oferta [Granger, 248]. Todos los implicados sabían que Hughes tenía planeado algo diferente para Jean. Pero ella no se doblegó a pesar de las amenazas, a pesar de las presiones ejercidas por Walter Kane, representante de Hughes, y a pesar de perder el papel en «Roman holiday (Vacaciones en Roma)» por el que Audrey Hepburn ganó un Oscar. William Wyler se había empeñado en que fuese Simmons, pero Hughes se negó a dejarle hacer la película, incluso se negó a discutir un posible préstamo. Wyler llegó a suspender la película antes de elegir a Hepburn [Walker, 70-1]. Sin embargo, Jean todavía debía dos películas a Hughes y Bert Allenberg informó a Hughes que eso era lo único que Hughes obtendría de ella. Exasperado y furioso, Hugghes llamó a Jean directamente. «¿Cuándo te vas a librar de ese maldito marido tuyo?», le espetó Hughes. «Siempre te tengo que ver acompañada de él o de Bert Allenberg. Quiero hablar a solas contigo, cariño. Podemos ir a algún sitio y llegar a un acuerdo entre los dos. No te arrepentirás, te lo prometo». Un furioso Granger tomó el teléfono y le dijo a Hughes que lo dejara ya o que sería él quien se arrepintiese [Granger, 261]. Uno de los compromisos se cumplió en 1952 cuando Jean filmó el clásico film noir «Angel face (Cara de ángel)», coprotagonizada por Robert Mitchum y dirigida por Otto Preminger. Preminger recibió instrucciones de Hughes de tratar mal a Jean, para así darse un capricho, intimidando a Jean a lo largo de toda la producción [Higham, 168]. Durante una toma en particular, Preminger ordenó a Mitchum abofetear a Jean una y otra vez. Mitchum, dándose cuenta de que la cara de Jean empezaba a enrojecerse y a hincharse, montó en cólera y dándose repentinamente la vuelta abofeteó a Preminger. A continuación le preguntó si quería otra más. Preminger rapidamente consintió en hacer una última toma, la toma definitiva [Granger, 262]. «Angel Face (Cara de Ángel)» debió ser un fracaso, pero cincuenta años más tarde el canal TCM la emite cada mes. Una inolvidable partitura de Dimitri Tiomkin añade suspense a lo largo de toda la película, pero fue la nerviosa interpretación de Jean como la psicópata Diane Tremayne la que impactó al público y reveló otra dimensión de su enorme talento. Tras una última reunión con Simmons y Bert Allenberg en la que Simmons informó a Hughes que nunca firmaría su contrato, Hughes dejó claro al resto de estudios que si contrataban a Jean se encontrarían con él ante los tribunales [Granger, 266]. Esto suponía el equivalente a una sentencia de muerte para una carrera, ya que ningún responsable de un estudio querría litigar contra Hughes y su enorme fortuna. Simmons y Granger, en contra de los consejos de sus amigos y del propio Louis B. Mayer, tomaron la iniciativa y demandaron a Hughes primero. En última estancia, al no tener caso, los abogados de Hughes ofrecieron un acuerdo extrajudicial que incluía el pago de las costas del juicio y de los daños por parte de su cliente, del cual Simmons sólo aceptó sus gastos legales. De ese día en adelante, Jean Simmons trabajó de modo independiente a cualquier estudio. Recordando a Hughes en una entrevista de 1999, Jean lo hace sin malicia: «Supongo que tenía su propia idiosincrasia, pero le encontré muy agradable... Entraría a un dormitorio de espaldas, era tan tímido» [Lennon]. |
DRAMAS HISTÓRICOS |
En 1953, Jean participó en el gran éxito de taquilla «The Robe (La túnica sagrada)», la primera película que se rodaba en Cinemascope, junto a Richard Burton y otro buen montón de estrellas entre las que se encontraban Victor Mature, Richard Boone, Michael Rennie, Dean Jagger y Jay Robinson (que hizo un brillante trabajo como el malvado emperador Calígula). La película fue una adaptación de una novela de Lloyd C. Douglas que trataba de un centurión romano que presencia la crucifixión de Cristo. Richard Burton recibió una nominación a los Premios de la Academia a pesar de que la mayoría de los críticos de hoy consideran rígida y poco inspirada su actuación y de las dudas del propio Burton, cuyo desprecio por el trabajo dramático hecho fuera del teatro era bien conocido. Tal y como Simmons recuerda, más tarde Burton cambiaría de discurso: «Él no creía que hacer películas fuera interesante o positivo. Él decía "Me puede dar un ataque de nervios como éste o puedo hacer eso", y por supuesto que podía. Pero parecía despreciarlo. Es agotador cuando haces cosas a contrapelo y fuera de contexto. Pronto cambió de parecer» [Lennon]. Además de «The robe (La túnica sagrada)», Jean rodó en 1953 otras dos películas de gran éxito. En «The actress» interpretaba a la actriz Ruth Gordon, y en «Young Bess (La Reina Virgen)» a la Reina Isabel junto a su marido Stewart Granger. Antes de decidirse por Jean, la MGM había elegido en un primer momento a Greer Garson y posteriormente a Deborah Kerr. Simmons consiguió una chispeante interpretación de la valiente y testaruda princesa que se convertirá en reina. Ignorada por la Academia, Jean recibió un premio del National Board of Review por «Young Bess (La Reina Virgen)», así como nominaciones por «The Robe (La túnica sagrada)» y por «The actress». A lo largo de los siguientes dos años, Marlon Brando se convirtió en una figura importante en la carrera de Jean. Primero, a pesar de las amenazas y los pleitos que le puso Daryl F. Zanuck, rechazó trabajar en «The egyptian (Sinuhé, el egipcio)», en la que Jean aparecía. Al final llegó a un acuerdo con Zanuck, en el que se incluía que Brando aceptase el papel de Napoleón en «Désirée», que contaba con Jean en el papel principal. Brando comenta acerca de esta película lo siguiente, «Henry Koster dirigió la película. Yo hice mis deberes y actué lo mejor que pude. Un tipo simpático y agradable, Koster era un peso ligero que estaba más interesado en los uniformes que en el impacto de Napoleón en la historia europea. A mi entender, «Désirée» era superficial y sombría, y me sorprendí mucho cuando me dijeron que había resultado un éxito» [Brando, 192]. Pero la historia de la hija del mercader de seda que fue el primer amor de Napoleón y más tarde la esposa de su adversario, Jean-Baptiste Bernadotte, atrapó la imaginación del público, incluso con las libertades poéticas que la película se tomaba frente a la historia real. Brando recordando a Jean comentaba, «Tuve la oportunidad de trabajar con Jean Simmons, que fue seleccionada para el papel de Désirée. Fue encantadora, hermosa y muy experimentada y nos divertimos juntos. Por desgracia, estaba casada con Stewart Granger, el Gran Cazador Blanco» [Brando]. A continuación de «Désirée», en 1955 Simmons y Brando formaron equipo en una comedia musical «Guys and dolls», en lo que supuso para los dos una ruptura con papeles dramáticos y epopeyas históricas. Brando, que no había cantado anteriormente, interpretaba a un jugador profesional llamado «Sky» Masterson («Sky» por la altitud de sus apuestas) que es engatusado para hacer una apuesta tonta de mil dólares por Nathan Detroit (Frank Sinatra). La apuesta consiste en que Brando deberá conquistar a Simmons, que interpreta a la hermana Sarah Brown, miembro del Ejército de Salvación, y presentarla como su cita en el Club Havana. Dirigida por Joe Mankiewicz y con música de Frank Loesser, la película contó con la participación de actores presentes en la representación de Broadway, incluyendo a Vivian Blaine en el papel de «Adelaide» (la sufrida novia de toda la vida de Nathan Detroit) y al roba-escenas Stubby Kaye como Nicely-Nicely Johnson. Mientras que Simmons y Brando se pelearon con la interpretación de «I'll know» y están pasables en «A woman in love», Jean brilla con el ahora clásico «If I were a bell». Jean está radiante como la ingénua hermana Sarah, lider de la fracasada Misión Salva-almas de Broadway. Al final acaba por acompañar a Brando al Havana tras haber cumplido éste con su parte de un pacto establecido entre los dos, que consistía en llevar a la Misión una docena de verdaderos pecadores a la reunión para orar de los jueves por la noche. En el club ella bebe unos pocos batidos salpicados con ron, se ve involucrada en una bronca de bar y se enamora, todo en la misma noche. A cuarenta y cinco años de su estreno, «Guys and dolls (Ellas y ellos)» sigue siendo uno de los musicales más divertidos de la historia. |
EL NACIMIENTO DE TRACY, «UNTIL THEY SAIL», «THE BIG COUNTRY» |
En 1955, Jean dió a luz a su primera hija Tracy Granger. Empeñada en tener un parto normal, Jean aguantó dieciocho horas antes de sucumbir a la insistencia del doctor y de su marido en que se sometiese a una cesárea. Granger proclamó a su hija como el bebé más hermoso que había visto en su vida. Al día siguiente, Granger preguntó a la enfermera jefe donde podía encontrar a su hija y ésta le condujo al ventanal a través del cual se podía observar el nido en el que se encontraban veinte bebés. «No fue necesario que me dijeran cuál era la mía», recuerda Granger. «Le hubiera distinguido en cualquier sitio y no he mentido a Jean. Era la niña más bonita que había visto jamás. Incluso las enfermeras estaban de acuerdo conmigo» [Granger, 252]. Tras cumplir con su última obligación contractual con Hughes en 1956 rodando la película «Hilda Crane», Jean protagonizó junto con Paul Newman «Until they sail (Mujeres culpables)», una película de amor y tragedia en tiempos de guerra firmada por Robert Wise. También participaron Joan Fontaine, Piper Laurie y una Sandra Dee de catorce años en su primer papel. Wise hizo una investigación profunda antes de empezar a rodar, viajando a Nueva Zelanda y entrevistando a varias mujeres que habían tenido las mismas experiencias que las mujeres retratadas en la película. Jean Simmons interpreta a Barbara, una mujer viuda que conoce al personaje de Paul Newman, un cínico capitán del ejército estadounidense cuyo trabajo consiste en investigar a mujeres neozelandesas que quieren casarse con soldados norteamericanos. El capitán está investigando a Anne, la hermana mayor de Barbara, que desea casarse con el capitán Bates (Charles Drake). Posteriormente Bates muere en combate, dejando a Anne embarazada y en un terrible aprieto. Barbara y Harding continúan su relación a un nivel platónico, pero está claro que ambos están enamorados. Otra hermana de Barbara, Delia, que se trasladó a Wellington y que mantuvo relaciones con numerosos soldados americanos, es asesinada por su marido cuando éste regresa y descubre sus infidelidades y que desea divorciarse de él para casarse con un soldado americano. La relación entre Barbara y Jack se pone a prueba cuando Hardin tiene que testificar en un juicio acerca del carácter de Delia y que había intimado con siete hombres. «Until they sail (Mujeres culpables)» fue la única película en la que coincidieron Simmons y Newman, a pesar de la química que daban en pantalla. Después de «Until they sail (Mujeres culpables)», Simmons repitió con Robert Wise en la comedia ligera titulada «This could be the night». Jean interpretaba a una ingenua secretaria que trabaja para un gangster interpretado por Paul Douglas dirigiendo un club nocturno, mientras es cortejada por Anthony Franciosa, el joven socio de Douglas. En 1958, Jean hizo una de sus mejores películas: «The big country (Horizontes de grandeza)», de William Wyler. Compartió protagonismo con Gregory Peck, Burl Ives, Charlton Heston, Carroll Baker, Chuck Connors y Charles Bickford. Casi cincuenta años después de su rodaje, «The big country (Horizontes de grandeza)» sigue siendo una obra maestra poco valorada, siendo como es uno de los mejores westerns de toda la historia. Con una fotografía impactante, una partitura maravillosa de Jerome Moross, y una interpretación de Burl Ives premiada con un Oscar de la Academia, «The big country (Horizontes de grandeza)» cuenta la historia de dos clanes rivales de rancheros, los Terrill y los Hannassey, atrapados en una espiral cíclica de resentimiento y de castigo. En estas circunstacias aparece Jim McKay (Gregory Peck), un adinerado capitán de barco retirado procedente de Baltimore que lega para casarse con Pat Terrill (Carroll Baker), hija única del patriarca de los Terrill (Charles Bickford). Jean Simmons interpreta el papel crucial de Julie Maragon, la maestra local y propietaria de un rancho en el que se encuentra la reserva de agua de la zona, de la que dependen tanto los Terrill y los Hannassey. Jean está brillante como la subestimada belleza de habla suave que gradualmente va tomando protagonismo en el conflicto entre ambos clanes y ante los ojos de Jim McKay, después de que éste y Pat Terrill rompan su compromiso debido a que McKay no responde a la expectativa de lo que Pat entiende que «un hombre de verdad debería ser». La dirección de Wyler es totalmente genial. En la toma de una secuencia de lucha entre Steve Leech, el capataz del rancho Terrill interpretado por Charlton Heston, y Jim McKay, Wyler echa la cámara hacia atrás, tan lejos de los protagonistas que estos parecen hormigas comparados con la belleza del paisaje que les rodea. El tema central de la película es mostrar la inutilidad y lo contraproducente de la violencia, brillantemente subrayado por este simple recurso cinematográfico. Para darle más énfasis, al final de la pelea McKay le pregunta a su ensangrentado rival, «Dime, Leech, ¿qué hemos probado?». Sin embargo, la experiencia de Jean en «The big country (Horizontes de grandeza)» fue bastante poco placentera, al igual que para otros miembros del reparto, incluídos Gregory Peck y Carroll Baker. El manager de Jean, Jeffrey Barr, declaró que Jean le había comentado que Wyler fue «muy cruel y le hirió profundamente». «Treinta años después aún luce las cicatrices de aquello», añadió Barr. «Trabajé para Jean durante cincuenta años y jamás le oí decir nada acerca de otro director». Mientras que rechazaba mantener una entrevista con el biógrafo de Wyler, Jan Herman, Simmons habló con un periodista acerca del rodaje. Recordó la atmósfera que percibió en el set de rodaje «muy difícil... el tipo de tensión reinante que invita a la paranoia, que hace que te preguntes "¿Qué es lo que he hecho?". Supongo que Willy sabía perfectamente como lograr grandes interpretaciones, pero también parecía empeñado en hacer las cosas difíciles... y luego estaba toda esa constante reescritura del guión. Teníamos aprendidas nuestras líneas, entonces recibíamos una correción, nos pasábamos la noche aprendiendo la nueva versión, y entonces recibíamos otra corrección a la mañana siguiente. Eso hacía que actuar fuese casi imposible» [Herman, 385]. |
DESHACIÉNDOSE |
A lo largo de 1958, Jean hizo dos películas, «Home before dark» y «The earth is mine (Esta tierra es mía)». Después del rodaje de «Home before dark», Jean le habló a su marido acerca de un joven político que le había cortejado con flores y que prácticamente había echado abajo la puerta de su dormitorio. Una bromista Jean le dijo con una sonrisa en su cara «Era bastante atractivo y tenía una sonrisa tan adorable que a punto estuve de dejarle entrar». Granger no se lo tomó demasiado bien y le preguntó el nombre del sujeto. «Oh, sí, un importante senador llamado John Kennedy» fue la respuesta [Granger, 380]. Dejando a un lado la broma, el matrimonio de Simmons con Granger empezó a declinar a partir del rodaje de «Home before dark». Granger había comprado un rancho algunos años antes en Nuevo Mexico, con la idea de criar ganado. Pero la combinación de la falta de experiencia de Granger con una serie de contratiempos en el rancho, y su dubitativa carrera supuso una enorme presión financiera sobre la pareja. Llegó un punto que ambos aceptaron cualquier papel que les llegó para poder aliviar las deudas. Granger terminó una película llamada «The whole truth» y tras tres meses fuera de casa inmediatamente tuvo que partir a la India para rodar «Harry Black (Harry Black y el tigre)». Habiéndose trasladado a Los Angeles con su hija porque no soportaba la soledad del rancho sin su marido, Jean se vino abajo. «El día que partí fue horrible», recuerda Granger. «Jean se puso histérica y me dijo que no aguantaría un matrimonio que supusiese contínuas separaciones y pareció olvidar nuestro compromiso de aceptar cualquier película que nos ofreciesen sin importar de lo que se tratase». Jean le comunicó a Granger que no estaría allí a su regreso. Granger recuerda ese día con desilusión, «Tristemente, conduje en dirección al aeropuerto pensando que probablemente había echado a perder mi matrimonio, condenándome a mí mismo, al arriesgarlo todo por un maldito rancho» [Granger, 375]. Las presiones condujeron a una metedura de pata que perjudicó la carrera de ambos. William Wyler estaba haciendo el casting para «Ben-Hur» y quería a Stewart Granger para el papel de Messala y a Jean Simmons para el papel de Esther. Sin embargo, a Granger no le agradaba que a Jean, convertida ya en toda una estrella, le ofrecieran un papel menor y que a él no le ofrecieran el papel principal. Su agente, Bert Allenberg, estaba aún más ofendido. Estaba furioso porque Granger tendría que ir de segundón frente a Charlton Heston y a Jean le habían ofrecido un papel minúsculo. Siguiendo el consejo de Allenberg, Granger llamó al director de casting Sam Zimbalist y rechazó los papeles. Pero cuando los problemas financieros y maritales siguieron aumentando, Granger se retractó e intentó que Wyler les diese los papeles tanto a él como a Jean, pero sin éxito. |
ESPARTACO |
Poco después, Jean aceptó el papel de Varinia en la gran producción de Kirk Douglas, «Spartacus (Espartaco)», después de que Douglas no tuviese éxito con las pruebas a otras actrices. No era un secreto que Douglas no quería a Jean Simmons para el papel. Douglas había trazado un inteligente esquema en el que los actores ingleses interpretarían todos los papeles romanos. El distintivo acento británico de Jean arruinaría la idea, ya que Varinia era una de las esclavas y el detonante de la rebelión, que gira en torno al amor de Espartaco por ella. Douglas anduvo detrás de varias opciones para cubrir el papel. Elsa Martinelli no estaba disponible, Ingrid Bergman rechazó el papel, Jeanne Moreau estaba en mitad de un romance con Louis Malle, el director de «Les amants (Los amantes)» e incluso probó también a una semidesconocida actriz alemana, Sabine Bethmann. Jean aceptó el papel con entusiasmo cuando al fin se lo ofrecieron. Como Douglas recuerda, «Sólo mi tozudez con el esquema lingüístico nos había impedido contratarle en primer lugar. Le llamé a su rancho en Nogales (Arizona). En sus propias palabras, "Kirk me ha dicho que mueva mi culo a Los Angeles. Lo hice"» [Douglas, 318]. «Spartacus (Espartaco)» resultó una producción problemática incluso antes de comenzar el rodaje en enero de 1959. Douglas había atraído a una pléyade de estrellas con tácticas poco ortodoxas, con lo que se produjeron algunas situaciones tensas. Por ejemplo, cada actor principal (incluyendo a Jean, Laurence Olivier, Charles Laughton, Peter Ustinov y Tony Curtis) recibió un guión distinto en el que su personaje tenía más protagonismo [Spoto, 287]. «Spartacus (Espartaco)» se rodó a lo largo de 167 días, empleó a cerca de 10000 personas y costó unos 12 millones de dólares, convirtiéndose así en una de las películas más caras hasta entonces. Sin embargo, fue un gran éxito, ganando el Globo de Oro a la Mejor Película, tres Oscars y 13 millones de dólares ese mismo año. El director original de la película, Anthony Mann, fue despedido al primer mes y fue reemplazado por un desconocido de treinta y dos años llamado Stanley Kubrick. Kubrick cortó la mayor parte del diálogo, particularmente en las escenas en las que el amor empieza a nacer entre Douglas y Simmons, sustituyéndolo con el uso de la cámara y de la música. Douglas comenta en los siguientes términos su colaboración con Kubrick, «Hablamos acerca del cine mudo, acerca de cómo usaban la música para arreglar la escena para los actores. Lo intentamos en varias escenas en las que sólo había música por debajo. Ayudaba de verdad» [Douglas, 319]. Sin embargo, Kubrick y Douglas chocaron durante toda la producción y aunque "Spartacus (Espartaco)" propulsó la hoy legendaria carrera de Kubrick, más tarde él renegó de ella fervorosamente, quejándose de no tuvo suficiente libertad de acción sobre el guión y el contenido [Thomas, 169]. El escritor incluído en la lista negra Dalton Trumbo, víctima de la caza de brujas desarrollada en los años cincuenta y orquestada por el senador Joseph McCarthy y sus secuaces, había escrito en secreto el guión. A su vez, Trumbo estaba reñido con el autor del libro, Howard Fast, quien había criticado agriamente el guión [Holden, 336]. Antes de que se estrenase la película, hubo un considerable debate respecto a los créditos del guión. Trumbo había trabajado bajo el pseudónimo «Eddie Lewis». Un descarado Stanley Kubrick sorprendió a todo el mundo sugiriendo que se le adjudicaran a él los créditos del guión. Finalmente, Douglas se enfrentó al sistema hollywoodiense y le concedió a Trumbo los créditos. Sorprendentemente hubo muy poca resistencia, con lo que se produjo efectivamente el fin de las listas negras en Hollywood. En el papel de Varinia, Jean encontró a una igual en fortaleza tranquila y belleza. Varinia es una exclava en una escuela de gladiadores dirigida por su amo Batiatus (Peter Ustinov), «un corrupto y confabulador traficante de esclavos». Los gladiadores son tratados como «animales especiales», entrenados en el arte de matar y ocasionalmente recompensados llevándoles una mujer a la celda. De esta forma degradante, Varinia conoce a Espartaco [Thomas, 171]. Al principio, Espartaco se excita con la perspectiva de acostarse con Varinia, pero acaba por rechazarla cuando se da cuenta que Batiatus y otros están observándoles. «¡No soy un animal!», grita a sus amos. «¡Ni yo!», replica Varinia recordando a Espartaco que sólo un momento antes él deseaba tomarla. Avergonzado, Espartaco le devuelve a Varinia su túnica. Se trata de una escena potente e inolvidable, en la que se reivindica a la mujer. Las escenas en las que Espartaco y Varinia se enamoran no tienen diálogos, sino que están subrayadas por la hermosa música del compositor Alex North. Cuando Varinia es vendida a Crassus (Laurence Olivier) durante su visita a la escuela de gladiadores, Espartaco no soportará su pérdida y comienza la rebelión que eventualmente amenazará la seguridad de la misma ciudad de Roma. «Spartacus (Espartaco)» supone una de las mejores interpretaciones de Jean, y no fue la única: Olivier está notable como el diabólico Crassus, Laughton está maravilloso como el hedonista político Gracchus, y Ustinov ganó un Oscar al Mejor Actor de Reparto interpretando al pícaro Batiatus. Pero el talento de Jean utilizado brillantemente por Kubrick a lo largo de toda la película es tal, que no necesita de la palabra... su mera presencia en pantalla es suficiente: sus ojos en llamas, la inclinación de su cabeza, o una simple mirada dicen más que un millar de líneas que se hubieran podido escribir. |
ELMER GANTRY |
A continuación del rodaje de «Spartacus (Espartaco)», Jean aceptó el papel de la hermana Sharon Falconer en la producción de Richard Brooks llamada Elmer Gantry. Brooks había invertido tres años en escribir el guión a partir de una novela de Sinclair Lewis. Afrontando las obligaciones financieras contraídas por su marido en sus aventuras rancheras, tratando de superar la muerte de dos amigos (Sam Zimbalist y Bert Allenberg), y preocupada por la ya declinante carrera de Granger (llevaba más de un año sin trabajar), Jean se marchó a Hollywood a trabajar con un director con fama de aterrorizar a todo aquél que se encontrase a su alrededor. Para el papel principal, Brooks tenía a Burt Lancaster, el franco, salvaje y dotado actor que emergió de una niñez con necesidades económicas en East Harlem. La colaboración entre ambos comenzó en 1955 cuando Brooks preguntó a Lancaster si alguna ver había leído la novela «Elmer Gantry». «Claro que sí, Sinclair Lewis fue uno de mis héroes», respondió Lancaster. Tres años después Brooks le presentó a Lancaster el primer borrador del guión. Los seis meses siguientes los pasaron encerrados en una oficina de la calle Gower alquilada por la Columbia a razón de 45 dólares al mes [Buford, 200], rehaciendo cada escena, trozo a trozo. Como Brooks dijo posteriormente, rehicieron el guión «ladrillo a ladrillo, como un muro» [Buford, 200]. Transformaron la caricatura poco comprensiva del Gantry de Lewis en «un ser humano reconocible, con sangre en las venas, con flaquezas y vanidades» [Fishgall, 187]. También le confirieron una dosis de heroísmo y coraje. Siguiendo el mismo camino, transformaron el personaje de la hermana Sharon Falconer, pasando así de ser simplemente ambiciosa y manipuladora a ser manipuladora, ambiciosa y verdadera creyente, basando así el personaje en una evangelista real, Aimee Semple MacPherson. El personaje de Gantry quedó como una amalgama de Billy Sunday y Billy Graham, esto último cuidadosamente negado por el director y la estrella [Buford, 201]. El reparto se completó con un reparto de gran talento: Arthur Kennedy como el curtido y cínico periodista Jim Lefferts, Dean Jagger como el calculador manager Bill Morgan, Patti Page como la crédula directora musical Hermana Rachel, Edward Andrews como el fatuo George Babbitt, y Shirley Jones como la vengativa Lulu Bains, cuya brillante actuación relanzó su errática carrera al llevarse a casa un Oscar a la Mejor Actriz de Reparto [Buford, 201]. Lancaster tocó todos los registros y ofreció una de las mejores interpretaciones de su carrera. Desafortunadamente para Jean, este hecho ensombreció la que tal vez fue la mejor de la interpretaciones de su carrera, una hermana Sharon que se mostraba a la vez como una santa desinteresada y como una timadora desvergonzada, pero siempre guiada por su secreta ambición. Unas veces, Jean la interpreta de una suavidad dominante, como cuando escucha a Elmer ensayar su primer testimonio o cuando se enfrenta a la multitud en Zenith con una sencilla oración; otras veces es la fría y despiadada «Katy Jones de Shantytown» cuando le para los pies a Gantry o cuando le tiene que pagar el chantaje a Lulu Bains. A Lancaster le votaron en la New York Film Critics como mejor actor del año 1960 y ganó el Oscar en la misma categoría. Elmer Gantry recibión cuatro nominaciones a los Oscar y ganaron dos tanto Burt Lancaster como Shirley Jones. A Richard Brooks le nominaron como Mejor Director, pero Simmons no recibió nada. Sin embargo, Simmons y Brooks se ganaron el uno al otro. Aunque al principio se sintió intimidada por Brooks, Jean se enamoró de él. «Las tres primeras semanas de rodaje volvía a casa llorando porque no entendía a ese lunático. Hasta que un día que él estaba conversando de algo (de forma muy ruidosa) y capté ese brillo en sus ojos, y desde entonces fue como un pedazo de pan» [Fishgall, 189]. Simmons no era la única que pensaba que la conducta de Brooks era una impostura. «Era un impostor. Su objetivo en la vida era alcanzar ese pedestal, de tal manera que todo el mundo dijese "No trabajes con ese hijo de perra"», recuerda Tom Shaw, asistente del director en «Elmer Gantry» y colaborador de Brooks durante veinticinco años. |
RICHARD BROOKS |
En diciembre de 1959, Jean le pidió el divorcio a Stewart Granger. Como dijo el mismo Granger, «se produjo una combinación de situaciones que arruinaron nuestro matrimonio; una boda angustiosa y extraña, la batalla con Hughes, las contínuas separaciones, lo poco oportuno de los rechazos a esos papeles y el golpe final, la muerte de nuestros dos más grandes amigos» [Granger, 399]. En realidad, las presiones personales y financieras provocadas por las aventuras rancheras de Granger tuvieran más que ver con la ruptura que las razones que él ofrece. Jean partió hacia Inglaterra para iniciar el rodaje de «The grass is greener (Página en blanco)», con sus viejos amigos Cary Grant, Robert Mitchum y Deborah Kerr. Granger, por su parte, aceptó un papel en «North to Alaska (Alaska, tierra de oro)», al lado de John Wayne. Cuando terminaron ambos rodajes, Granger y Simmons anunciaron su divorcio. Jean se casó con Richard Brooks en 1960. Su matrimonio duraría hasta 1977. Richard Brooks moriría en 1992 debido a una insuficiencia cardiaca congestiva tras toda una vida en la que escribió y dirigió un puñado de películas muy conocidas. Con Brooks, Jean tuvo una segunda hija, Kate. Jean recuerda a Brooks con una mezcla de admiración y respeto: «Trabajar con Richard en "Elmer Gantry" fue maravilloso. Nos enamoramos, por supuesto, y es mi director favorito. Nos divorciamos tras diecisiete años, pero seguimos siendo buenos amigos y hablamos por teléfono casi a diario hasta el día de su muerte» [Lennon]. Brooks nunca se hizo querer entre aquellos que trabajaron en sus películas. Durante una entrevista en noviembre de 2000 con el escritor Geoffrey MacNab, el actor Scott Wilson recuerda que durante el rodaje de «In cold blood» sólo la presencia de Jean le calmaba, «(Brooks) podía ser encantador cuando su mujer, Jean Simmons, se encontraba en el set de rodaje, pero la mayor parte del tiempo era un ogro. Creo que hubiera sido feliz si hubiera podido colgarnos a Robert Blake y a mí para que así no pudiéramos hablar de ello» [MacNab]. |
«THE HAPPY ENDING» |
A pesar de estar aprentemente en la cima de su carrera, Jean no aparecería en ninguna película hasta 1963, en «All the way home», película aclamada por la crítica y basada en la novela «A death in the family» de James Agee. Leonard Maltin, un crítico conocido por no prodigarse en halagos, comentó que la película estaba «maravillosamente hecha, con Simmons ofreciendo una interpretación de la esposa de Preston digna de ser premiada». Pasarían dos años hasta que Jean volviera a trabajar en dos películas. perfectamente olvidables las dos, «Mr. Buddwing (La mujer sin rostro)» y «Life at the Top (Vivir en la cumbre)». En 1967 rodó junto con Jason Robards y Dick van Dyke la película «Divorce american style». Después apareció en «Rough night in Jericho (Noche de titanes)» junto con Dean Martin y George Peppard interpretando a la dura conductora de diligencias Molly Lang, antes de hacer su debut para la televisión en Soldier in love. Al año siguiente Jean apareció junto a Maxmillian Schell en otra producción para televisión haciendo de señorita Rottenmeier en la versión de Heidi de Blake Edwards. También participó en un episodio de Hawaii Five-O. Habían pasado ocho años en la carrera de Jean participando en proyectos olvidables en su mayoría, a pesar de sus buenas actuaciones. Jean se estaba acercando a los cuarenta años, edad en la que los papeles destinados a actrices bellas empiezan a escasear. Pero Jean estaba a punto de comenzar la segunda parte de su carrera con otra impactante interpretación. En esta ocasión, se trataba de la alienada ama de casa Mary Wilson de «The happy ending (Con los ojos cerrados)». Esta película de Richard Brooks fue heraldo del feminismo, y supuso otra nominación a Mejor Actriz para Jean. «The happy ending (Con los ojos cerrados») es una pieza histórica hecha con los valores de hoy. En ella se capta la frustración de una mujer que pierde su identidad atrapada en el infierno sin sentido de un matrimonio pasado con un abogado estirado. Su marido, Fred, interpretado por John Forsythe, no quiere de ella más que actúe como su trofeo, como el testimonio viviente de su éxito, un objeto que mostrar a sus clientes cuando acuden a la fiesta anual de aniversario de bodas deducible de los impuestos. Igual que si fuera un slogan publicitario, su marido le dice frases como «Hey, te quiero». El vacío de Mary oscurece todos los cuentos de hadas que muchas de su generación se creyeron y presagia el surgimiento de la mujer profesional e independiente. Alimentando sus frustraciones con barbitúricos y alcohol, Mary Wilson se ve atrapada en la espiral descendente de una vida sombría, lúgubre e impotente en la que se ve escondiéndose en bares de carretera, será arrestada por conducir borracha, y protagonizará un intento de suicidio. En la escena en la que se alcanza el climax de la película, Mary se enfrenta a Fred después de que éste se burle de ella por ver una reposición de «Casablanca» después de una de sus fiestas de aniversario. Se trata de la escena más potente de la carrera de Jean. Como la erupción de un volcán, ella deja salir todo el veneno, toda la bilis, y toda la rabia acumulada de quince años de represión. Fred: «La habrás visto cientos de veces... Nos perderemos las noticias». Mary: «¿Las noticias? ¡Las noticias están aquí! ¡Nosotros! ¡Tú, yo y esa tierra de nadie a la que llamas cama». Fred: «No me estoy quejando». Mary: «Pues deberías». Fred: «Yo estoy satisfecho». Mary: «No deberías estarlo... no después de lo que solía ser». Fred: «¿Cómo esperabas que fuese después de quince años?». Mary: «No como es ahora». Fred: «Sea como sea, te amo». Mary: «¡Nosotros no nos amamos! ¡Hacemos el amor!... y encima poco. Y es beso, beso, gemido y meneo, toma, toma, gracias señora». Fred: «¿Por que no te asomas a la ventana y lo gritas? ¿Es necesario que Marge lo sepa?». Mary: «Ella lo sabe». Fred: «Es una niña, ¡por el amor de Cristo!». Mary: «Los niños lo saben». Fred: «Bien, bien. Calmémonos, ¿vale?». Mary: «Estoy en contra de la calma». Fred: «No se puede hablar contigo». Mary: «¡Porque no tenemos nada que decirnos! Antes de casarnos tú no parabas de hablar. Ahora sólo lo haces con los clientes. Marge sólo habla con el teléfono. Las únicas que hablan conmigo son Agnes y la televisión». Fred: «Esto no es más que palabrería de borracha. Ah, he tenido un día duro». Mary: «¿Haciendo qué? ¿Preparándote para esas comidas de dos horas y seis martinis? ¿O pellizcando a camareras en topless?». Fred: «¡Feliz aniversario para ti también!». Mary: «¡Y ese bronceado atificial todo el año! ¡Farsante! ¡Sonríe, esto es una camara oculta para probar que somos felices! ¡Farsante! ¡Ni siquiera sabemos lo que es un cristiano de verdad! ¡Si tuviéramos que vivir las veinticuatro horas como cristianos, enloqueceríamos! ¡Farsante! ¡Farsante! ¡Farsante!». Fred: «¿Qué hay de ti? ¿Y qué eres tú? ¿Juana de Arco de juerga? ¿Qué hay de ti?». Mary: «No soy nada en absoluto... ¡nada!». Fred: «Sí eres algo... ¡una borracha!». Mary: «Aún no». Fred: «¿Qué diablos estás haciendo?». Mary: «Volver a Casablanca... volver con Humphrey Bogart, Peter Lorre, y Claude Rains». Fred: «¡Muerto, muerto y muerto!». Mary: «Muertos y enterrados están más vivos de lo que lo estamos nosotros». Jean Simmons debería haber ganado un Oscar tan solo por esta escena. En su lugar lo ganó Maggie Smith por «The Prime of Miss Jean Brodie». |
MINISERIES, ÉXITOS DE TAQUILLA Y RECUPERACIÓN |
Durante los siguientes doce años, Jean aparecería en una serie de películas mediocres rodadas para la televisión: «Say Hello To Yesterday», «Mr.Sycamore», «The Dain Curse», «Dominique», «Beggarman, Thief», «Golden Gate», «Valley of the Dolls» y «A Small Killing». Al fin, en 1983, Jean consiguió un papel merecedor de su talento cuando apareció como Fiona «Fee» Cleary en una de las miniseries más interesantes de la televisión, «The thorn birds (El pájaro espino)». Se trataba de un papel poco usual para Jean. Fee es a ratos un personaje amable a ratos que vive bajo la vergüenza de haber tenido una hija ilegítima y un matrimonio concertado a toda prisa con su actual marido, Paddy (Richard Kiley). Jean emplea todas sus habilidades para dar vida a Fee: las expresiones faciales que con absoluta maestría mostró veinte años atrás en «Spartacus (Espartaco)», la pausa que aprendió en «The big country (Horizontes de Grandeza)», y el aplomo, la fuerza y la dignidad que le confirió a la hermara Sharon en «Elmer Gantry». En esta ocasión, su destacado trabajo no pasó desapercibido: ganó un premio Emmy por su actuación. «Me dio una gran satisfacción», le confesó a Yolanda Rubio cuando le preguntó por el premio. La obtención del papel de Fee Cleary no fue accidental. «Cuando leí el libro», recuerda Jean, «estaba trabajando en Londres. Cuando me enteré de que querían hacer una película con la historia, supe que tendría que hacer una miniserie, ya que no serían capaces de contar toda la historia en dos horas. Entonces hice algo que no había hecho nunca hasta ese momento: llamé al productor, Stan Margulies, y le dije que quería interpretar el papel de Fee. Él me escuchó sin prometerme nada, pero un año más tarde me llamó a Londres y me dijo: "El papel es tuyo". Fue muy emocionante. Una de las más bellas experiencias que nunca he tenido... todos los actores escogidos eran perfectos para el papel y fue un placer trabajar con ellos» [Rubio]. Jean también apareció en la exitosa serie «North and South (Norte y Sur)», así como en su secuela de 1986. También se contó con su presencia en «Midas Valley» y en «Perry Mason: The Case of the Lost Love»; volvió a trabajar con Kirk Douglas en el remake televisivo del clásico «Inherit the wind (La herencia del viento)», y también apareció como narradora en «A friendship in Vienna», en «Yellow pages» y en «The dawning», antes de conseguir el papel de Miss Haversham en la versión de «Great expectations (Grandes esperanzas)» hecha en 1989 por Disney. Jean había interpetado a la joven Estella en la versión de 1946 dirigida por David Lean. En la versión de 1989 se encargó del papel de Miss Havisham y nos ofreció otra interpretación digna de premio. En muchos sentidos, Jean alcanzó la cima de su carrera en el papel de Miss Havisham, electrizando cada escena en la que aparece con una sensación de amenaza y la amargura derivada de una boda arruinada décadas atrás. La existencia de Miss Havisham gira por completo en el moldeo de Estella, el instrumento que ha escogido para vengarse de todos los hombres por la inolvidable traición que define su triste existencia. En manos de una maestra como Jean Simmons, la ficticia Miss Havisham se vuelve aterradoramente real. En 1991 Simmons vuelve a intepretar a una «mala» al participar en uno de los mejores episodios de Star Trek: La Nueva Generación llamado «The drumhead (El juicio del tambor )». En él interpreta a la Almirante Norah Satie, una investigadora de la Federación, hija de un legendario juez, que acude al Enterprise para investigar un presunto sabotaje. Usando el accidente como trampolín para su megalomaniaca agenda, Satie hace uso de puro racismo para señalar a un tripulante que ha ocultado su ascendencia romulana. Cuando Picard (Patrick Stewart) se opone a su invetigación, Satie dirige su atención hacia él. En un dramático final, Simmons y Stewart tienen un severo enfrentamiento al que ambos contribuyen con unas de las mejores actuaciones vistas en la historia de Star Trek. La ironía de este episodio nos hace remontarnos a la interpretación de Jean como Varinia en «Spartacus (Espartaco)», que fue la primera película desde la que se desafió a las listas negras de Hollywood. |
REGRESO A LA GRAN PANTALLA |
A principios de la década de los noventa, Jean apareció en un conjunto de dramas para la televisión, entre los que se incluyen «People Like Us», «Laker Girls», «Sensibility and Sense», el revival de la serie «Dark Shadows», «They Do It with Mirrors», «Angel Falls», «One More Mountain», y narró las series «Mysteries of the Bible III». El año 1995 nos devolvió a Jean a la gran pantalla en «How to make an american quilt (Donde reside el amor)», formando parte de un reparto repleto de estrellas: Winona Ryder, Anne Bancroft, Ellen Burstyn, Kate Nelligan, Alfre Woodard, Kate Capshaw, Rip Torn, Lois Smith y Maya Angelou. Jean interpreta el papel de Em, que pasó un sufrido matrimonio con Dean (Derrick O'Connor), un artista mujeriego cuyas andanzas incluyen a la compañera de costura de su mujer, Constance (Kate Neligan). «How to make an american quilt (Donde reside el amor)» es un conjunto de minidramas que detallan las tribulaciones del amor, tal y como las entienden cada miembro del grupo de costura de la abuela de Finn (Winona Ryder) y los parientes de ésta. Finn es una graduada que lucha contra su propia indecisión acerca de su matrimonio con su novio de toda la vida, Sam (Dermot Mulroney). Para tomar una decisión, Finn se traslada durante el verano a casa de su abuela, donde el grupo de costura está ocupado confeccionando un edredón con el motivo «Donde reside el amor». Finn se traslada allí para terminar su tesis, pero en realidad intenta tomar una decisión. En una de las escenas más conmovedoras de la película, Em se refugia de una tormenta en el garage convertido en estudio de su marido. Allí encuentra una serie de retratos suyos pintados por Dean. Toda la escena se construye sin una sola línea de diálogo mostrándonos como las manos de Em recorren las creaciones y herramientas de su marido, para terminar durmiéndose en un sofa y siendo descubierta más tarde por Dean quien la despierta con un beso. Dirigida por la australiana Jocelyn Moorhouse, «How to make an american quilt (Donde reside el amor)» tuvo un éxito limitado entre la crítica, a pesar de las buenas actuaciones de su reparto. En cierto modo, la película tiene ciertas reminiscencias de «The Joy Luck Club (El club de la buena estrella)», pero la historia central (la indecisión de Finn) carece de fuerza. A continuación de «How to make an american quilt (Donde reside el amor)», Jean hizo dos dramas más para la televisión, Daisies in December y Her Own Rules. Los últimos proyectos han consistido otro telefilm («Winter solstice») y en prestar su voz a personajes de animación en las producciones «Final Fantasy: The Spirits Within (Final Fantasy: el espíritu interior», «Hauru no ugoku shiro (El castillo ambulante)» y «Thru the Moebius Strip». Jean Simmons, una de las más hermosas y dotadas mujeres que jamás ha aparecido en pantalla, continúa atrayendo a nuevos y antiguo admiradores, asombrando al mundo con el talento descubierto en la pequeña academia de baile de Cricklewood hace casi sesenta años. Jean residió en Santa Monica (California) hasta su fallecimiento el 22 de enero de 2010. |
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- Jean Simmons: Criklewood to Hollywood
- About Jean Simmons
- Jean Simmons: British Beauty
- Lenin Imports: Jean Simmons
- Desktop Total: Jean Simmons
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