Muy por encima de las cosas de esta película que puedan dejarme indiferente o que lleguen incluso a no convencerme, muy por encima de eso, digo, está lo que me interesa de ella. Sobre todo, el poderío de algunas de sus imágenes y la música de Jack Nitzsche. Aparte de los agresivos filtros que aplica Scott a su película y de la cinematografía polvorienta y sudorosa, lo que más valoro es el acierto y la contundencia con que aflora la intensidad dramática de los personajes en ciertos momentos, sobre todo teniendo en cuenta que éstos, por la naturaleza de la historia y su arquitectura procedente del
pulp más barato, parecen
a priori destinados a agonizar durante todo el metraje encerrados en su propio esbozo unidimensional y superficial. Por suerte, esto no ocurre, ni siquiera en la versión original del estreno, en la que ciertos segmentos de diálogo entre Cochran y Miryea parecen querer describir a costa de la credibilidad sus motivaciones vitales. Scott prescindió para esta versión de esos diálogos y, por extensión, de cualquier escena espúrea que amenazase con desviar a los personajes de sus deseos primarios -y de la consiguiente e imperiosa necesidad de satisfacerlos-, con lo que, tal y como el propio director explica en sus comentarios, el film gana enteros en cuanto a la apreciación del espectador de unos personajes mucho más instintivos, menos empeñados en hacer autocrítica y en valorar pros y contras. En el montaje del director, Miryea y Cochran son abiertamente más caprichosos y están menos dispuestos a renunciar a lo que les apetece. Como dice Scott, lo que quieren es follar.
Para esto, el realizador ha restado presencia a los elementos no sólo de posible culpa y contrición (una escena durante la fiesta de Méndez y Quiñones de la versión original), sino que también se ha visto mermado el romanticismo (compárese el tono del primer encuentro sexual entre Cochran y Miryea durante la citada fiesta), se diluyen los detalles de ese primer acercamiento a tientas, el que se produce en la escena de la que voy a hablar ahora.
The Lemon Scene.
Tanto la escena de los limones como la de la playa merecen ser tratadas conjuntamente, porque ambas se desarrollan en secuencia inmediata. Cualquiera que le tenga estima a
Revenge como película debería sacar algo de tiempo un día y tener abiertas en pantalla las dos versiones simultáneamente para cotejarlas: es enorme la cantidad de cambios que introduce el director. Sin ir más lejos, esta escena de los limones y la de la playa están completamente cambiadas, tanto en el orden en que aparecen -ahora está invertido- como en el material de rodaje del que Scott se nutre. Las tomas son tomas alternativas que no se usaron en su día, y sustituyen en casi el 100% a las antiguas. Por eso veremos a Miryea decir "hola" en un primer plano, cuando originalmente no era así, y a Cochran saludarla con una especie de risita que no tiene nada que ver con la original.
Stowe, Costner: guapos y cachondos.
Asimismo, la escena propiamente de los limones en la que Miryea se asegura de que Cochran siempre tenga uno a mano para pasarlo por el exprimidor se ha visto algo mutilada -a mi pesar esta vez, sí. Scott ha hecho más breve ese pasaje del exprimidor, no insiste en la búsqueda de contacto físico de los personajes, aunque sólo sea con la punta de los dedos y furtivamente, que se daba claramente en la versión original. Menos mal que esto lo compensa con creces con la mayor riqueza de planos y cierta tendencia a imponer soluciones visuales elegantes y con estilo. De verdad que recomiendo a cualquier aficionado que compare estas escenas, porque no tienen desperdicio. Afortunadamente, la excelente banda sonora de Jack Nitzsche permanece intacta aquí, y el
Love Theme suena natural y oportunamente, dando un respiro al romanticismo impregnado de oscuro
fatum que Tony Scott viene atacando quirúrgicamente desde el inicio de la película, y hasta el final, dejando de lado un par de concesiones.
Jeep Ride.
Éste es el título de uno de los temas que Jack Nitzsche compuso para la película, y uno de los que han
desaparecido del actual montaje del director. Como el nombre sugiere, aparecía en la tórrida secuencia del jeep que
Sólo por ver a Cochran hacer esto vale la pena ver la versión original.
inaugura para la novísima pareja una nueva etapa de amor al aire libre. Puede que el corte más movido de la banda sonora no haya soportado el paso del tiempo como al director le hubiese gustado, porque el caso es que ha sido sustituido por un tema musical del año 2002 llamado "Más", obra de unos mexicanos que se esconden tras el nombre artístico colectivo de
Kinky, y del que sospecho que, si bien no le va mal a la escena, caducará aún con mayor prontitud que su antecesor. Conviene decir que la escena original del jeep, aunque no se haya visto necesariamente superada en lo musical, se queda a la altura del betún en cuanto al montaje, principalmente por el metraje añadido, bastante caliente, y en el que Madeleine Stowe está sencillamente arrebatadora. Sólo echo de menos un plano de Cochran en el que le veíamos resoplar a medida que iba descubriendo lo que la Sra. Méndez guardaba bajo el vestido.
Leitmotiv venido a menos.
Tanto si decimos
Love Theme,
Illicit Love como
Miryea's Death, va a ser lo mismo, porque hablamos del mismo tema de Jack Nitzsche, recurrente a más no poder en la versión original y ya no tan solicitado en el montaje del director, dadas sus nuevas aspiraciones respecto al carácter de los personajes y su pragmatismo-hedonismo más acusado. Cierto es que podríamos ver como una sabia decisión la de evitar que un tema musical pueda pecar de omnipresente en una película y provocar siquiera un ligero cansancio auditivo en el espectador, pero no es menos cierto que la música que aún revolotea en la cabeza rato después de haber acabado el visionado de la versión original de
Revenge está bastante por encima de cualquier tonadilla cansina y, en mi caso particular, puede que no me hubiese esforzado por volver a ver esta película años atrás de no ser por la intensidad con que asistí a las pasiones de los personajes y su tragedia. Y nunca he creído posible tal intensidad sin la presencia de la música de Jack Nitzsche. A base de piano y de unos pocos arreglos cambiantes -según la escena en que aparezca, cambiando con ello de título-, el compositor desarrolla una pieza de notas separadas en el tiempo, casi flotantes, que se prestan tan bien para ilustrar musicalmente un pasaje del más vívido y palpitante amor-deseo como para acompañar a los personajes en el momento de redención tras el tardío y casi imposible reencuentro que culmina en la muerte de Miryea. Ya tiene mérito que una melodía a la cual le bastan unos pocos compases para completar su ciclo completo pueda cumplir satisfactoriamente con un objetivo de tal magnitud, irradiando amor, erotismo, tristeza y ese aire de fatalidad que mueve las cortinas cada vez que vemos juntos a los personajes de Cochran y Miryea.
DVD R.I.P.
Este DVDRip no tiene vocación de ser definitivo. Es mi forma de excusarme por no haberlo hecho perfecto. Desde luego, está lejos de serlo: ante la mirada atenta aparecen pequeños halos de compresión; a veces se aprecia un fenómeno parecido al flicker... De todos modos, en lo tocante a luminosidad y color, poco tengo que decir. Se mantiene muy cercano al DVD. Lo que me salva es que no hay otro rip de esta versión por el momento (mirar fecha de publicación de este post). Si alguien estima, después del visionado de esta versión, que el rip es sustancialmente mejorable y hay ganas, yo no tengo ningún problema en mandar una copia del DVD por correo postal y que se ponga manos a la obra quien lo desee.
Los subtítulos.
En el DVD sólo están disponibles en inglés y en francés. Ése era mi material de partida, junto a los subs en castellano latinoamericano para el montaje original que circulan por ahí. El procedimiento para que haya subtítulos disponibles en castellano para el
Director's Cut es sencillo: sustituir las líneas en inglés por las que haya disponibles en castellano, traducir al castellano las líneas en inglés que corresponden a metraje hasta ahora inédito (he tenido la gran suerte de no tener que enfrentarme a nada difícil de traducir), eliminar las líneas en inglés que subtitulan diálogos en castellano, y asegurarse de que el castellano es europeo. Dicho esto, añado que los tiempos no son responsabilidad mía, me he limitado a usar los de los subs en inglés.
Despedida y cierre.
Me alegra que haya salido gente que aprecie esta película, porque la verdad es que he tenido ocasión, en el pasado, de leer opiniones nada positivas sobre ella. Opiniones anteriores a la era de la Web 2.0, o sea,
oficiales, por así decirlo, e injustas en la mayoría de casos. Ahora es el momento en el que toca decir que
Revenge es una película infravalorada.
Revenge es una película infravalorada. Eso me parece evidente. Que tiene defectos, también. Baste recordar la escena del montaje original en el que John Leguizamo hace que Miguel Ferrer le traduzca unas cuantas frases a Kevin Costner, frases emocionadas de agradecimiento, rematadas por un "grasias amigou" de Costner. Sonrojante. Pero lo bueno es que Tony Scott ha remodelado su película y se ha deshecho de algunos de sus defectos, como esta escena. Así que tenemos una obra que mejora con el tiempo, porque sus responsables intervienen
activamente para mejorarla.
Revenge tiene más momentos dudosos, como la escena en la que tenemos a Cochran jugando a cartas sobre la cama de su habitación de motel con una
Rock Star que poco antes se le insinuaba en la barra de un bar. Pero yo a esta película le perdono todos los momentos dudosos, porque antes o después me compensa con otros de elevada calidad. De algunos de ellos hemos hablado ya, pero quedan muchos otros sin tratar aquí.
Revenge ofrece a lo largo de su metraje bastantes oportunidades al espectador de dejarle un agradable regusto, y no precisamente por complaciente, y por eso he decidido compartirla aquí, con el atractivo añadido de que la versión que tratamos aún no goza de distribución.
Saludos.
HH.